Un colegio con alma en Cortelazor
Publicado viernes, 11 de abril de 2025
En el pequeño municipio de Cortelazor, en plena Sierra de Aracena, late el corazón de una comunidad unida por una causa común: mantener vivo su colegio rural. El centro educativo, con más de 40 años de historia, se enfrenta hoy a un reto que comparten muchos pueblos pequeños: el descenso de la natalidad y la falta de nuevas matriculaciones.
Desde el Ayuntamiento y el equipo docente han unido esfuerzos para revertir esta situación.
"La iniciativa surge de forma conjunta, porque aunque aún no estamos al límite, sí hay riesgo de cierre si no entran niños nuevos", explica Ainoha González, alcaldesa de Cortelazor.
Actualmente, el colegio cuenta con tan solo dos aulas: una de Infantil y Primaria con nueve alumnos y otra de Secundaria con seis.
Una atención personalizada que marca la diferencia
Más allá de los números, este colegio ofrece algo único: una atención personalizada y cercana, tanto para el alumnado como para las familias.
"Aquí, si un niño tiene alguna dificultad, el maestro lo absorbe. Es casi como una clase particular", comenta una madre del colegio.
El centro cuenta además con recursos tecnológicos como impresoras 3D, ordenadores y maestros de apoyo que enriquecen la experiencia educativa.
Pedagogía innovadora y humana
La calidad pedagógica también se refleja en el enfoque del profesorado.
Pablo González, uno de los docentes, destaca su pasión por la pedagogía Waldorf, que aplica cada día en el aula:
"Trabajamos las matemáticas, la lengua y las ciencias de una manera muy participativa, con juegos y dinámicas que hacen que los alumnos conecten ambos hemisferios del cerebro. Para los niños están jugando, pero yo, como maestro, sé que están haciendo cosas muy potentes."
Un pueblo que cuida a su infancia
Cortelazor ofrece una vida tranquila y segura. Es un pueblo acogedor, donde todos se conocen, donde los niños pueden jugar libremente por las calles. Las familias cuentan con:
- Clases extraescolares gratuitas
- Actividades deportivas
- Natación en verano
- Y una comunidad implicada en el colegio, con iniciativas como las tertulias dialógicas
Iniciativas para atraer nuevas familias
Ainoha González destaca que recientemente se han habilitado viviendas de alquiler social para facilitar la llegada de nuevas familias:
“Estamos intentando colaborar con ellos para adaptar el colegio a nuevas necesidades, como patios inclusivos. Vamos muy poco a poco porque nuestra economía es muy limitada.”
Además, matricular a los hijos en el colegio durante al menos dos años es el criterio que más puntúa en el baremo de adjudicación de estas viviendas.
Un modelo de comunidad y aprendizaje
El colegio se ha convertido recientemente en una Comunidad de Aprendizaje, un modelo participativo y abierto en el que las familias también forman parte del aula.
"Estamos intentando publicitar nuestra oferta para llegar a quienes buscan una vida más tranquila. Esto es un pueblo con mucha vida, pero súper tranquilo, se respira naturaleza. La libertad que tienen los niños aquí no la tienen en un pueblo grande o en una ciudad", concluye Ainoha González.
En definitiva, el colegio de Cortelazor no es solo un lugar donde se aprende.
Es un espacio donde se vive, se convive y se construye futuro.
Y ahora, más que nunca, necesita ser conocido y apoyado.